Bienvenido a Solo Escritura.

TEMA # 2 SOY HIJO DE DIOS



Mi condición como hijo de Dios

Este concepto lo podemos abordar desde una perspectiva muy clara: si yo soy su hijo, obviamente Él es mi Padre y por ser nuestro Padre le debemos total y absoluta obediencia. Recordemos que el primer pecado del hombre fue ser desobediente, tal vez conozcas a muchas personas que dicen ser cristianas y que posiblemente vayan a iglesias cristianas pero viven como les place y haciendo cosas que desagradan a Dios, esto es una prueba clara de que tal vez esa persona no sea hijo de Dios. Otra característica que identifica una relación de Padre e Hijo entre Dios y el hombre es el amor pero vamos a aclarar estos dos puntos con la misma Palabra de Dios.

Juan 14:15: Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Si decimos que amamos a Dios pero no obedecemos sus mandatos somos mentirosos e hipócritas y lo peor nos engañamos a nosotros mismos. En resumen algo que nos distingue como Hijo es la obediencia. Otro aspecto que me identifica como hijo de Dios es mi COMUNIÓN con Dios y su Hijo Jesucristo. 

Proverbios 3:32: Porque Jehová abomina al perverso;  Mas su COMUNIÓN íntima es con los justos. 

1 Corintios 1:9: Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la COMUNIÓN con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

1 Juan 1:3: lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis COMUNIÓN con nosotros; y nuestra COMUNIÓN verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. 

La comunión entre un hombre y Dios se hace notable en el estilo de vida de la persona, sus frutos, sus obras, sus palabras, su integridad indicará realmente lo que hay dentro de esta persona, porque se puede decir que tenemos comunión con él y seguir en tinieblas.

1 Juan 1:6: Si decimos que tenemos COMUNIÓN con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

Algo maravilloso es que al ser hijos de Dios debemos estar plenamente seguros que Dios como padre nos cuidará en todo momento, y nos sostendrá con la diestra de su justicia, será nuestro proveedor,nuestro ayudador, nuestro socorro, nuestra guía, y  la lista continua.

Salmo 91:1-12 El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.

EL ESPIRITU SANTO.

Romanos 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

En esta cita bíblica podemos ver que quien da testimonio de que somos hijos de Dios es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo mora activamente en la vida de todos los creyentes del evangelio, tal vez te preguntes ¿desde cuándo empezó a morar? Dejemos que sean las Santas Escrituras que den respuesta a esa primera pregunta.

Efesios 1:13-14. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Cuando yo acepto al Señor Jesús como Señor y Salvador y creo en su Palabra con todo mi corazón y entrego mi vida a Él, soy sellado con el Espíritu Santo para siempre  y no solo eso sino que el Espíritu Santo es la garantía de mi salvación.  Vamos a aprender más del Espíritu Santo a través de la Biblia.

Juan 14:15-18 Si me amáis, guardad mis mandamientos.  Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 

Juan 16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.  Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 

Juan 14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. 

Romanos 8:26: Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 

A través de estas citas hemos aprendido más acerca del Espíritu Santo y su trabajo en nosotros y sabiendo esto con tal claridad nuestra relación con Dios será distinta y nuestro caminar más claro.

Ahora bien la obra del Espíritu Santo no queda allí sino que nos dota de capacidades especiales llamados dones, todos los que poseemos el Espíritu Santo tenemos dones de parte de Dios que son para edificación de la iglesia, y estos dones son dados según el Espíritu Santo quiera.

1ra de Corintios 12:7-11. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.  Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

Hay una señal muy particular de que tenemos su Santo Espíritu Santo:

1ra de Juan 4:12-13 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
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